Colegio de Ópticos de la Provincia de Buenos Aires – COPBA

En busca de la excelencia

Desde el Colegio de Ópticos de la provincia de Buenos Aires compartimos la historia de Joaquín Bermúdez, oriundo de 9 de Julio provincia de Buenos Aires, que adoptó La Plata con su familia a corta edad, y desde el 7 de junio de 1995 forma parte de la gran familia del COPBA.

«Soy óptico contactólogo, el primer contactólogo de la ciudad de La Plata» señala Joaquín, que se recibió de óptico en la primer cohorte del Otto Krause. «Mi comienzo fue en 1938, como cadete en Lutz Ferrando, la firma más importante que había en óptica a nivel nacional», cuenta Bermúdez, quien durante varios años realizó esa tarea, hasta un impasse de 6 meses donde realizó la conscripción. Al regresar del Ejército, continuó un tiempo como cadete hasta que decidió buscar nuevos caminos.

Por ese entonces, la óptica ya le gustaba y la elección no varió pero se dirigió a Capital a emprender un nuevo camino. Trabajó en un taller de Óptica frente al Hospital Durán en Buenos Aires, «era todo tan humilde, llevé un gicovate que se abría y cerraba y me hacía de sillón, ahí estuve viviendo un tiempo» añora Joaquín, que logró la modernización del pequeño taller.

En 1946, «se dio la posibilidad de estudiar óptica en el Otto Krause, era el primer curso que se daba de óptico» cuenta mientras agrega que junto con dos compañeros de cursada fue aprendiendo sobre lente de contacto, «ellos se dedicaron a lentes de contacto, yo los seguía, la idea era seguir progresando», explica Bermúdez.

Finalizada la carrera, dejó de trabajar frente al Durán y comenzó a ejercer en la óptica Nueva Pompeya, donde estuvo un año y medio hasta que a los 28 años decidió volver a la ciudad de las Diagonales. Para ese entonces era 1949 y Salud Pública decidió abrir un título teórico-práctico para aquellos que se encontraban a cargo de la óptica, era una capacitación con examen que se tomaba el mismo día, «lo pasé volando» ríe Joaquín que ya tenía el título.

En La Plata, Joaquín comenzó a trabajar en lentes de contacto, y de ejercer en la Farmacia Manes, pasó a abrir su primer óptica el 1° de agosto de 1953 en un local que alquilaba en Diagonal 74 entre 48 y 49. Con los años, gracias a grandes sacrificios, esfuerzo y voluntad; y con la compañía de un gran equipo y miembros de su familia que siguieron su camino, llegó a ser unas de las ópticas más importantes de la ciudad y con sede en otras localidades.

Pasaron los años y nunca cesaron las ganas de aprender, comprender y la voluntad de crecimiento. «Siempre entendí a la profesión como una vocación de servicio, el paciente te da la oportunidad de que le soluciones algo tan vital como es la vista, por eso desde siempre tengo como primordial la atención del paciente, el cara a cara, devolverle a ellos el elegirme», resume Joaquín, que tiene como principal lectura desde hace años el libro: «En busca de la excelencia» de Tom Peters, Robert H. y Waterman, Jr.

Joaquín no paró nunca de leer, ni de capacitarse. Para él, lo importante es estar a la vanguardia de los temas referidos a su profesión, y que el paciente sea reconocido, «él viene en busca de una solución, nosotros lo escuchamos e informamos», esta premisa la trasladó a cada uno de los integrantes del equipo de trabajo que forjó durante estos años.