Aunque los especialistas indican que es necesario protegerse de la radiación solar durante todo el año, al comenzar el verano intensificamos las medidas de prevención. En particular, prestamos especial atención al cuidado de la piel, pero ¿cuidamos correctamente nuestros ojos?
Desde el Colegio de Ópticos de la provincia de Buenos Aires hacemos hincapié en que el cuidado de la salud visual es tan importante como el cuidado de la piel y, en este marco, advertimos sobre los daños que genera el uso de lentes adquiridos fuera de las casas de óptica habilitadas.
Durante la temporada de verano, la venta ambulante de anteojos para sol está a la orden del día, sobre todo en zonas turísticas y balnearias. En este sentido es importante remarcar la importancia de proteger nuestros ojos utilizando las gafas adecuadas, no solo por la radiación ultravioleta, sino también por la radiación infrarroja, menos conocida pero también muy nociva para las diferentes estructuras del ojo, como la córnea, el cristalino e incluso la retina; la radiación solar puede producir problemas visuales como deslumbramientos, fotofobia o un pterigión, entre otras serias afecciones.
En épocas estivales el nivel de radiación solar es por lo menos tres veces mayor que durante el invierno, pero esto no quiere decir que sea el único momento donde debemos tomar precauciones sobre nuestros ojos. La utilización de anteojos con filtros adecuados es muy importante durante todo el año, sobre todo a partir de los meses de septiembre y octubre, que es cuando se produce un mayor adelgazamiento de la capa de ozono y, por consiguiente, un mayor traspaso de la radiación ultravioleta
Los peligros de usar lentes comprados fuera de las ópticas habilitadas
Desde el Colegio de Ópticos sostenemos que usar anteojos “truchos” es peor que no usar nada: cuando nos exponemos al sol, el mecanismo que utiliza naturalmente el ojo para reducir el ingreso de los rayos UV es contraer la pupila, lo que produce un menor deslumbramiento; a su vez, el entrecerrar los ojos funciona también como una barrera para disminuir el ingreso de luz al ojo. Cuando nos colocamos anteojos de sol, eliminamos estos mecanismos: el párpado se abre y la pupila se dilata. Cuando el lente no tiene filtros para el sol los rayos UV nocivos para la salud ingresan directamente en el ojo.
Del mismo modo, los anteojos no homologados producen mayores perjuicios en quienes padecen afecciones visuales previas. Esa es una de las muchas razones por las que es tan importante adquirirlos únicamente en ópticas habilitadas, que cuentan con la atención y el asesoramiento de un profesional matriculado.