Todos somos conscientes de los efectos adversos en la piel al exponernos al sol sin protección, y a nadie se le ocurriría llevar a sus hijos a la playa o a la plaza un día soleado y no colocarle abundante filtro solar en la piel… sin embargo, no protegemos nuestros ojos y los de nuestros niños de la misma manera.
Aunque los ojos (por lo general) no suelen enrojecer y arder como la piel al exponerse largo tiempo al sol, los efectos de la radiación UV en las estructuras oculares son acumulativos y dan lugar a diferentes trastornos degenerativos y/o patológicos. A nivel de la conjuntiva y párpados, puede llevar a la aparición de melanomas, que son una acumulación de pigmentos en una zona (como lunares) de la superficie ocular, crecimientos anormales del tejido conjuntival como pingüecula y pterigion (este último avanza sobre la córnea y puede llegar a cubrirla totalmente si no se extrae por métodos quirúrgicos). Las cataratas son una opacificación del cristalino que está asociado al envejecimiento natural de los tejidos y a la exposición a la radiación UV. La falta de protección puede llevar a la formación de cataratas a edades tempranas. A nivel de la retina, el trastorno más común es la degeneración macular asociada a la edad (DMAE), actualmente no existe tratamiento exitoso para este problema y la mejor forma de prevenirla o retrasar su aparición es una dieta saludable y el uso de anteojos con protección UV.
Los niños, los más vulnerables
El tiempo que pasamos al aire libre y el aumento de la esperanza de vida influyen en el desarrollo de los trastornos oculares relacionados con la edad y la exposición a la radiación UV.
Según la Organización Mundial de la Salud “más del 80% de la exposición a la radiación UV que se produce a lo largo de la vida se alcanza antes de los 18 años”. Las pupilas más grandes y los medios oculares más claros de los niños los hacen especialmente vulnerables frente a la exposición solar sin protección.
Es importante mencionar que la radiación solar llega a nosotros durante todo el año e incluso en días nublados, por eso la protección ocular debe estar siempre y no limitarse a las épocas de primavera y verano. Además, cabe destacar que en Argentina, y sobre todo en el sur, la incidencia de los rayos UV es mayor que en otras latitudes, debido al adelgazamiento de la capa de ozono.
Gafas oscuras no garantizan mayor protección
La franja de luz visible para las personas se encuentra entre los 400 y 750nm de longitud de onda. El ultravioleta se encuentra por debajo de los 400nm, es decir que es invisible para el ojo humano, por lo tanto unas gafas con filtro UV no necesariamente deben ser coloreadas, y de la misma manera, unas lentes coloreadas no necesariamente cuentan con un filtro para la luz UV. El color que se agrega a las gafas de protección solar tiene como fin disminuir el deslumbramiento que provoca la parte visible del espectro electromagnético.
Es importante al adquirir unos anteojos para sol, estar seguros de que éstos efectivamente nos protegerán de la radiación ultravioleta, y lo único que nos garantiza eso, es adquirirlas en ópticas habilitadas y a cargo del profesional capacitado, donde todos los productos a la venta cumplen con las normas nacionales e internacionales de salud.
Lic. En Óptica Ocular y Optometría Marisa Díaz (MP 2873)